Cuando pensamos en las islas Pitiusas, nuestra mente vuela automáticamente a Ibiza y Formentera, las dos joyas principales de este archipiélago del Mediterráneo. Sin embargo, entre ambas islas hay un tesoro menos conocido pero igualmente fascinante: una ruta de islotes que salpican las aguas del Parque Natural de Ses Salines, pequeños terrenos sobre el mar que muchas veces pasan desapercibidos. Aunque muchos de ellos no son visitables debido a su estatus protegido, descubrir sus nombres y ubicaciones puede convertir un simple trayecto en ferry en una experiencia única y educativa.
Una ruta llena de historia y naturaleza
El viaje en ferry desde Ibiza a Formentera es más que un simple traslado: es un recorrido por la geografía y la historia de la región. Estos islotes, testigos silenciosos del paso del tiempo, están protegidos dentro del Parque Natural de Ses Salines, un espacio que alberga una biodiversidad excepcional y paisajes inigualables. A continuación, te presentamos los nombres de los islotes que podrás avistar mientras navegas entre las dos islas principales.
Primeros islotes tras dejar la ciudad de Eivissa
Poco después de partir desde la ciudad de Eivissa, los primeros islotes en aparecer son s’illa Negra y s’illa de ses Rates. Estas pequeñas formaciones rocosas marcan el inicio de la travesía y son una muestra de la riqueza geográfica que caracteriza a esta área.
Siguiendo la ruta, frente a la famosa Playa d’en Bossa, encontramos un grupo de islotes conocido como ‘es Daus’, un lugar cargado de historia reciente. Aquí es donde el barco Don Pedro colisionó y se hundió, convirtiéndose en un popular punto de inmersión para los amantes del buceo. Muy cerca de esta área se localizan los ‘Malvins’, cuatro pequeños islotes que añaden un toque pintoresco al paisaje marítimo.
Frente a Playa d’en Bossa: más sorpresas
Más adelante, frente al Hotel Rock Ibiza, surge el islote de ‘Esponja’, seguido de ‘sa Sal Rossa’, situado cerca de la torre de defensa que se alza al final de Playa d’en Bossa. Estos islotes no solo aportan belleza al trayecto, sino que también están impregnados de la historia local, como la mencionada torre, que formaba parte del sistema defensivo de la isla.
Mar abierto hacia Formentera: un mar de islotes
Al abandonar las inmediaciones de Ibiza y adentrarnos en el trayecto hacia Formentera, aunque lo llamemos «mar abierto», la realidad es que la ruta está plagada de islotes que decoran las aguas cristalinas. El primero en aparecer es el ‘Escull d’enterra’, seguido de los ‘Caragoler’, pequeños islotes situados cerca de la costa.
Más adelante, se encuentran los islotes de ‘s’illa des Penjats’, ‘illes Negres’ e ‘illa des Porcs’, que conducen al visitante hasta S’Espalmador, la isla más grande entre Ibiza y Formentera. S’Espalmador es especialmente conocida por su belleza salvaje, playas de arena blanca y aguas cristalinas. Aunque es privada, sus alrededores son un lugar perfecto para fondear y disfrutar de un paisaje idílico.
La bienvenida a Formentera: un último tramo lleno de vida
Al acercarnos a Formentera, los islotes continúan decorando el horizonte. Entre S’Espalmador y la famosa playa de Illetes, encontramos cuatro islotes más que nos dan la bienvenida al puerto de la isla: s’illa de Tramuntana, s’illa des Ponent, s’escull des Pou, s’illa Rodona y s’escull d’en Paia. Cada uno de ellos aporta su granito de arena para embellecer el último tramo del trayecto, dejando una impresión duradera en quienes tienen la suerte de recorrer esta ruta.
Un trayecto para admirar y proteger
Más allá de su belleza, estos islotes son una parte fundamental del ecosistema marino que rodea a las islas Pitiusas. Al estar protegidos dentro del Parque Natural de Ses Salines, cumplen un papel esencial en la conservación de la biodiversidad local, proporcionando hábitats para numerosas especies de aves, peces y plantas marinas.
Aunque muchos no son accesibles al público, su mera presencia en el paisaje es un recordatorio de la riqueza natural que debemos proteger y valorar. El trayecto entre Ibiza y Formentera no es solo una conexión entre dos islas, sino un viaje que nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el entorno natural.
Un mar lleno de sorpresas
Viajar en ferry de Ibiza a Formentera es mucho más que un simple traslado. Es una oportunidad para admirar un paisaje único, lleno de pequeños tesoros que cuentan historias de naturaleza, historia y belleza. La próxima vez que recorras este trayecto, no olvides mirar por la ventana del ferry y disfrutar de la magia que esconden estos islotes. Entre Ibiza y Formentera, hay mucho más que mar: hay un mundo por descubrir.